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Recomendación febrero 20, 2006

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Aunque pareciera que Fundación Carnaval S.A. este año acepto promocionar eventos que se suceden en el marco de los carnavales la orden sigue siendo la misma – sobredimensionar los desfiles oficiales-. Todos los periodistas van a los mismos sitios y espacios dando una información unilateral, y un parte de sin novedad sabiendo que miles de testigos pueden aseverar lo contrario.

No nos rasguemos más las vestiduras y apoyemos otros espacios con intereses más populares. Disfracémonos y arranquemos pa la 44, la Gran Parada del Sur, el homenaje a Moncho de Castro. Y esperemos que los comunicadores de cualquier medio se den cuenta que no solo es la vía 40, que no solo es el Hotel del Prado y que mas allá hay otros mundos donde gozar.

Despues de la Guacherna… febrero 20, 2006

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La idea de este blog no es amargarnos la fiesta, pero si creemos firmemente que las cosas no hay que disfrazarlas, hay que contarlas tal cual como sucedieron.

Que la guacherna fue un espectáculo espectacular – en Carnaval todo se vale – nadie lo puede negar; pero hay cuestiones que solucionar antes que la gente que ama la fiesta decida no ir.

Falto música. Creemos que la proliferación de vehículos con grandes y ruidosos equipos de sonidos –pickups- acostumbra al oído a unos decibeles que cuando pasan grupos con un millo para más de treinta parejas no se escucha nada. Dejemos de incluir vehículos en este desfile que desde sus inicios se creo como una gran romería, una trulla gigantesca para medirle el pulso a la fiesta y no un desfile de comerciales móviles que lo que hacen es desmejorar la cuestión.

Comparsas sin ton ni son. La proliferación de monocucos, este año, y marimondas en años anteriores, desmejora el espectáculo. Mas de dos mil monocucos se tomaron la guacherna contaminando visualmente el desfile. Ya es hora que la gente de afuera – sobretodo – tome conciencia que esto no es comprar un capuchón y ya; que esto no es comprar un tarro de espuma y ya; que esto no res beber a la lata y ya; Esta cuestión va mucho mas allá.

Tolerancia. Muchos de los del patio – nacidos o adoptados – están convencidos que por este motivo ya tienen un lugar ganado en cuanto espectáculo haya. No somos tolerantes. Dejamos que los niños espumen los capuchones y maquillajes de los disfraces y comparsas; esto es motivo de risa. La marginalización mental a la que están sometidos muchos hace que sus reclamos no tengan la validez que debieran. No congeniamos con el otro, no seguimos las indicaciones de la autoridad, irrespetamos a nuestros vecinos y terminaos peleando con todo el mundo y rumiando un rencor generado por nuestro modo de ser.

Procuremos contar las cosas como son y nosotros, los del otro lado de la cabuya, los calentadores de rimas, ubiquémonos en el contexto; sepamos cuales son nuestros deberes y derechos para gozarnos la fiesta como debe ser.

Cantadoras del Caribe colombiano febrero 20, 2006

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Por Rafael Bassi Labarrera

La tradición africana de acompañar los acontecimientos sociales con el canto se manifiesta plenamente en el Caribe colombiano con las cantadoras que reúnen a su alrededor a la comunidad de sus pequeños poblados a escuchar sus voces.

Es indiscutible el aporte femenino en la conservación de las costumbres y tradiciones populares. Generalmente, las cantadoras son mujeres mayores que durante su infancia y gracias a la transmisión oral fueron aprendiendo de sus mayores la rica tradición regional.

Los cantos de bullerengue son habitualmente interpretados por voces femeninas, en su mayoría señoras maduras y veteranas, con talento en la improvisación y sostenimiento del coro y las palmas. Las cantadoras casi siempre comienzan a capella y luego le siguen los coros, el llamador, el alegre y las maracas o totumos.

Una bullerenguera ampliamente conocida en la ciudad es Doña Petrona Martínez, quien hace parte de ese mágico contingente de mujeres que poseen la sabiduría y la historia popular. Ellas conocen no solo los cantos sino también los secretos de las hierbas y rezos curativos.

Petrona Martínez es heredera de una fuerte tradición de cantadoras de bullerengue, iniciada por su bisabuela Carmen Silva y continuada por su abuela Orfelina Martínez y su tía Tomasita Martínez, a quienes escuchó cantar desde niña, mientras hacían sus labores diarias, y durante las fiestas patronales de San Cayetano.

Otra prolífica compositora bullerenguera es Etelvina Maldonado, nacida en Santa Ana, Bolívar, poseedora de grandes cualidades como improvisadora, las cuales sabe explotar muy bien en el escenario. En su larga trayectoria como cantadora, ‘Tebbo’ se ha consolidado como una de las más representativas intérpretes de bailes cantaos, fandangos de lengua y bullerengues.

Los especialistas en el complejo de los aires de tambora señalan que el papel de la mujer es fundamental en la parte vocal, tanto en la voz principal como en los coros acompañantes, lo cual también se evidencia en otros bailes cantaos de la región Caribe colombiana.

Recientemente acaba de salir al mercado nacional un hermoso álbum sobre la música de las riberas del río Magdalena titulado ‘Martina Camargo, aires de San Martín’. Martina nació en San Martín de Loba, Bolívar. Ella es una fiel representante de los ritmos que integran el complejo de la tambora. Su padre, Cayetano Camargo, destacado compositor y profundo conocedor del folclor lobano, sembró en ella el amor a su tierra, con sus cantos y sus tradiciones.

El auge de la denominada world music o música étnica y el reconocimiento a nivel nacional de algunas veteranas cantadoras como Petrona Martínez, además de los triunfos de varias divas descalzas en el ámbito internacional, ha servido de estímulo para que algunos productores independientes lancen proyectos como ‘Alé Kumá-Cantaoras’, que reúne cantadoras colombianas del Caribe y el Pacífico.

En el álbum ‘Alé Kumá’, la música de los litorales se integra a las armonías del piano y el contrabajo. Lógicamente la magia corre por cuenta de las cantadoras. Allí se encuentran los cantos del Pacífico de Benigna Solís y Gloria Perea, con las voces afrocaribes de Martina Camargo y Etelvina Maldonado.

En estos días de precarnaval justo es recordar que en los años ochenta alcanzaron gran popularidad con su espontánea picardía y su cantar folklórico, dos mujeres del campo con sus buenos años encima, estamos recordando a Irene Martínez y Emilia Herrera.

Irene Martínez nació en Gamero, corregimiento de Mahates, Bolívar, y realizó sus primeras grabaciones a la edad de 75 años con Wady Badrán y los Soneros de Gamero.

Por su parte, La Niña Emilia, como se conoció artísticamente a Emilia Herrera, con su figura menuda, sus lentes oscuros y su canto picante alcanzó gran popularidad en los Carnavales de Barranquilla.

Río y tambora, esencia de la vida y la música colombiana. El Magdalena Medio es el reino de la tambora, el berroche, la guacherna y el chandé, ritmos musicales que constituyen los cuatro puntos cardinales de los cantos de pajarito o bailes cantaos que se interpretan a lo largo del Río Magdalena desde esa región media hasta su
desembocadura en el Mar Caribe.

Todos y cada uno de estos ritmos son sinónimo de fiesta, de jolgorio y baile. Música ribereña que alimenta al Carnaval de Barranquilla, que ahora más que nunca, como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, debe contar con un espacio especial en la gran fiesta barranquillera para que a ritmo de tambora las nuevas generaciones reconozcan y re-encuentren su identidad cultural.

Personajes inolvidables de nuestra cultura popular son: Irene Martínez, la Niña Emilia, Estefanía Caicedo, Eulalia (la Yaya), Etelvina Maldonado, Martina Camargo, Graciela Salgado, Totó la Momposina, Las Cantaoras de Arboletes, Las Cantaoras de Necoclí, Petrona Martínez y tantas otras cantadoras que han sabido mantener viva la tradición de los bailes cantaos e inmortalizado temas como: ‘La verdolaga’, ‘El piano de Dolores’, ‘A pilá el arroz’ y ‘Josefa Matía’, entre otros.

Hace rato venimos reclamando la presencia de Totó la Momposina en el Carnaval de Barranquilla. La verdad es que Barranquilla tiene una cuenta pendiente con la gran embajadora del folclor colombiano. Así como Totó se presentó hace un par de años en el Reinado Nacional de Belleza, igualmente podría ser invitada a una gala de Carnaval junto a otras cantadoras en un Encuentro de Divas Descalzas del Caribe Colombiano.

En buena hora el Parque Cultural del Caribe con La Noche del Río y el Instituto Distrital de Cultura con su Noche de Bullerengue nos van a permitir a los barranquilleros vivir un jueves de precarnaval bien ribereño. Revivamos la costumbre de las originales guachernas, llenando de música la Avenida Olaya Herrera, desde el Parque Cultural del Caribe hasta la Plaza de la Paz.

Recomendación febrero 20, 2006

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Aunque pareciera que Fundación Carnaval S.A. este año acepto promocionar eventos que se suceden en el marco de los carnavales la orden sigue siendo la misma – sobredimensionar los desfiles oficiales-. Todos los periodistas van a los mismos sitios y espacios dando una información unilateral, y un parte de sin novedad sabiendo que miles de testigos pueden aseverar lo contrario.

No nos rasguemos más las vestiduras y apoyemos otros espacios con intereses más populares. Disfracémonos y arranquemos pa la 44, la Gran Parada del Sur, el homenaje a Moncho de Castro. Y esperemos que los comunicadores de cualquier medio se den cuenta que no solo es la vía 40, que no solo es el Hotel del Prado y que mas allá hay otros mundos donde gozar.

Despues de la Guacherna… febrero 20, 2006

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La idea de este blog no es amargarnos la fiesta, pero si creemos firmemente que las cosas no hay que disfrazarlas, hay que contarlas tal cual como sucedieron.

Que la guacherna fue un espectáculo espectacular – en Carnaval todo se vale – nadie lo puede negar; pero hay cuestiones que solucionar antes que la gente que ama la fiesta decida no ir.

Falto música. Creemos que la proliferación de vehículos con grandes y ruidosos equipos de sonidos –pickups- acostumbra al oído a unos decibeles que cuando pasan grupos con un millo para más de treinta parejas no se escucha nada. Dejemos de incluir vehículos en este desfile que desde sus inicios se creo como una gran romería, una trulla gigantesca para medirle el pulso a la fiesta y no un desfile de comerciales móviles que lo que hacen es desmejorar la cuestión.

Comparsas sin ton ni son. La proliferación de monocucos, este año, y marimondas en años anteriores, desmejora el espectáculo. Mas de dos mil monocucos se tomaron la guacherna contaminando visualmente el desfile. Ya es hora que la gente de afuera – sobretodo – tome conciencia que esto no es comprar un capuchón y ya; que esto no es comprar un tarro de espuma y ya; que esto no res beber a la lata y ya; Esta cuestión va mucho mas allá.

Tolerancia. Muchos de los del patio – nacidos o adoptados – están convencidos que por este motivo ya tienen un lugar ganado en cuanto espectáculo haya. No somos tolerantes. Dejamos que los niños espumen los capuchones y maquillajes de los disfraces y comparsas; esto es motivo de risa. La marginalización mental a la que están sometidos muchos hace que sus reclamos no tengan la validez que debieran. No congeniamos con el otro, no seguimos las indicaciones de la autoridad, irrespetamos a nuestros vecinos y terminaos peleando con todo el mundo y rumiando un rencor generado por nuestro modo de ser.

Procuremos contar las cosas como son y nosotros, los del otro lado de la cabuya, los calentadores de rimas, ubiquémonos en el contexto; sepamos cuales son nuestros deberes y derechos para gozarnos la fiesta como debe ser.

Cantadoras del Caribe colombiano febrero 20, 2006

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Por Rafael Bassi Labarrera

La tradición africana de acompañar los acontecimientos sociales con el canto se manifiesta plenamente en el Caribe colombiano con las cantadoras que reúnen a su alrededor a la comunidad de sus pequeños poblados a escuchar sus voces.

Es indiscutible el aporte femenino en la conservación de las costumbres y tradiciones populares. Generalmente, las cantadoras son mujeres mayores que durante su infancia y gracias a la transmisión oral fueron aprendiendo de sus mayores la rica tradición regional.

Los cantos de bullerengue son habitualmente interpretados por voces femeninas, en su mayoría señoras maduras y veteranas, con talento en la improvisación y sostenimiento del coro y las palmas. Las cantadoras casi siempre comienzan a capella y luego le siguen los coros, el llamador, el alegre y las maracas o totumos.

Una bullerenguera ampliamente conocida en la ciudad es Doña Petrona Martínez, quien hace parte de ese mágico contingente de mujeres que poseen la sabiduría y la historia popular. Ellas conocen no solo los cantos sino también los secretos de las hierbas y rezos curativos.

Petrona Martínez es heredera de una fuerte tradición de cantadoras de bullerengue, iniciada por su bisabuela Carmen Silva y continuada por su abuela Orfelina Martínez y su tía Tomasita Martínez, a quienes escuchó cantar desde niña, mientras hacían sus labores diarias, y durante las fiestas patronales de San Cayetano.

Otra prolífica compositora bullerenguera es Etelvina Maldonado, nacida en Santa Ana, Bolívar, poseedora de grandes cualidades como improvisadora, las cuales sabe explotar muy bien en el escenario. En su larga trayectoria como cantadora, ‘Tebbo’ se ha consolidado como una de las más representativas intérpretes de bailes cantaos, fandangos de lengua y bullerengues.

Los especialistas en el complejo de los aires de tambora señalan que el papel de la mujer es fundamental en la parte vocal, tanto en la voz principal como en los coros acompañantes, lo cual también se evidencia en otros bailes cantaos de la región Caribe colombiana.

Recientemente acaba de salir al mercado nacional un hermoso álbum sobre la música de las riberas del río Magdalena titulado ‘Martina Camargo, aires de San Martín’. Martina nació en San Martín de Loba, Bolívar. Ella es una fiel representante de los ritmos que integran el complejo de la tambora. Su padre, Cayetano Camargo, destacado compositor y profundo conocedor del folclor lobano, sembró en ella el amor a su tierra, con sus cantos y sus tradiciones.

El auge de la denominada world music o música étnica y el reconocimiento a nivel nacional de algunas veteranas cantadoras como Petrona Martínez, además de los triunfos de varias divas descalzas en el ámbito internacional, ha servido de estímulo para que algunos productores independientes lancen proyectos como ‘Alé Kumá-Cantaoras’, que reúne cantadoras colombianas del Caribe y el Pacífico.

En el álbum ‘Alé Kumá’, la música de los litorales se integra a las armonías del piano y el contrabajo. Lógicamente la magia corre por cuenta de las cantadoras. Allí se encuentran los cantos del Pacífico de Benigna Solís y Gloria Perea, con las voces afrocaribes de Martina Camargo y Etelvina Maldonado.

En estos días de precarnaval justo es recordar que en los años ochenta alcanzaron gran popularidad con su espontánea picardía y su cantar folklórico, dos mujeres del campo con sus buenos años encima, estamos recordando a Irene Martínez y Emilia Herrera.

Irene Martínez nació en Gamero, corregimiento de Mahates, Bolívar, y realizó sus primeras grabaciones a la edad de 75 años con Wady Badrán y los Soneros de Gamero.

Por su parte, La Niña Emilia, como se conoció artísticamente a Emilia Herrera, con su figura menuda, sus lentes oscuros y su canto picante alcanzó gran popularidad en los Carnavales de Barranquilla.

Río y tambora, esencia de la vida y la música colombiana. El Magdalena Medio es el reino de la tambora, el berroche, la guacherna y el chandé, ritmos musicales que constituyen los cuatro puntos cardinales de los cantos de pajarito o bailes cantaos que se interpretan a lo largo del Río Magdalena desde esa región media hasta su
desembocadura en el Mar Caribe.

Todos y cada uno de estos ritmos son sinónimo de fiesta, de jolgorio y baile. Música ribereña que alimenta al Carnaval de Barranquilla, que ahora más que nunca, como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, debe contar con un espacio especial en la gran fiesta barranquillera para que a ritmo de tambora las nuevas generaciones reconozcan y re-encuentren su identidad cultural.

Personajes inolvidables de nuestra cultura popular son: Irene Martínez, la Niña Emilia, Estefanía Caicedo, Eulalia (la Yaya), Etelvina Maldonado, Martina Camargo, Graciela Salgado, Totó la Momposina, Las Cantaoras de Arboletes, Las Cantaoras de Necoclí, Petrona Martínez y tantas otras cantadoras que han sabido mantener viva la tradición de los bailes cantaos e inmortalizado temas como: ‘La verdolaga’, ‘El piano de Dolores’, ‘A pilá el arroz’ y ‘Josefa Matía’, entre otros.

Hace rato venimos reclamando la presencia de Totó la Momposina en el Carnaval de Barranquilla. La verdad es que Barranquilla tiene una cuenta pendiente con la gran embajadora del folclor colombiano. Así como Totó se presentó hace un par de años en el Reinado Nacional de Belleza, igualmente podría ser invitada a una gala de Carnaval junto a otras cantadoras en un Encuentro de Divas Descalzas del Caribe Colombiano.

En buena hora el Parque Cultural del Caribe con La Noche del Río y el Instituto Distrital de Cultura con su Noche de Bullerengue nos van a permitir a los barranquilleros vivir un jueves de precarnaval bien ribereño. Revivamos la costumbre de las originales guachernas, llenando de música la Avenida Olaya Herrera, desde el Parque Cultural del Caribe hasta la Plaza de la Paz.